Opinión
Empresa Pública de Alimentos en Argentina
Ante la idea enunciada por la vocera presidencial sobre crear una Empresa Nacional de Alimentos, algunos puntos que creemos necesarios tener en cuenta.
Publicado
Hace 3 años/
Estamos convencidos que los alimentos son una de las principales luchas políticas de este tiempo. Dar esa batalla es luchar no solo por garantizar su acceso a toda la población, cosa que desde hace años no podemos resolver en Argentina. Sino además discutir qué comemos los que tenemos el privilegio de aún poder comprarlos, quiénes lo producen, quién los distribuye y cómo se fijan sus precios.
Así que en buena hora que aparezca la voluntad política de avanzar sobre este terreno. Desde Ciudad Futura seguimos estando a disposición para sumar nuestra experiencia y conocimiento en la construcción de políticas que apunten a la soberanía alimentaria de nuestro pueblo. Como la de la planta pública de alimentos en Rosario, que presentamos a un mes de comenzada la pandemia (hace ya dos años), y de la que solo resta que se materialice la voluntad política del gobierno nacional para ponerla en marcha. Una experiencia alternativa de escala que presentamos como el primer paso hacia una Empresa Pública de Alimentos en Argentina. Y que si ya estuviera funcionando, serviría como caso testigo para replicar, corregir o complementar con muchas otras en el marco de una política nacional.
“Nosotros seguiremos trabajando para que 2022 sea el año en el que finalmente la planta pública de alimentos de Rosario empiece a funcionar”
Mientras tanto, y ante el anuncio de la vocera presidencial, nos interesa dejar algunos puntos que creemos necesarios tener en cuenta a la hora de debatir la creación de una Empresa Nacional de Alimentos:
1) Esta vez no puede ser ser un amague, como sucedió con Vicentin. Así como estos anuncios del gobierno nacional despiertan reacciones conservadoras en algunos sectores, igual o más grandes son las expectativas (y posteriores desilusiones y frustraciones) que se generan en los pueblos, campos, e industrias de alimentos “del interior”, que esperan y necesitan de una intervención decidida y competente de los gobiernos, en una batalla que es cada vez más desigual.
2) Además, si la empresa será nacional y de alimentos, es fundamental que la participación protagónica la tengan los territorios productivos. Es decir, que no se piense exclusivamente desde una ciudad donde no se planta ni un rabanito.
3) La trascendencia que tiene el tema alimentos en nuestro país amerita que el objetivo de la creación de una Empresa Nacional no se reduzca a “tratar de controlar” que el capitalismo funcione bien o “con rostro humano”, sino que sea el de crear, apoyar y fortalecer alternativas a lo que hoy ofrece el mercado.
4) Para esto último, sería interesante que no se piense netamente como estatal. Nosotros creemos que tiene que ser una empresa pública, producto de una alianza estratégica entre el sector estatal, en sus diferentes niveles, y el sector de gestión social, cooperativo y asociativo.
5) Pensar en una empresa nacional de alimentos es pensar en cómo accede al alimento que come nuestro pueblo. Es, por tanto, una gran política de salud y nutrición pública.
6) Si es verdaderamente federal el desarrollo de la empresa, tiene que hacer eje en potenciar los cultivos y las economías regionales, empoderando a pequeños y medianos productores, quitando intermediarios y haciendo productos saludables “del campo a la mesa”.
Para dejar de vivir en un país donde algo tan elemental como los alimentos siguen siendo un privilegio de pocos y un problema de muchos, necesitamos políticas profundas y decididas. Ojalá esto que expresó hoy la vocera presidencial vaya en esa línea.
Plantas locales de fraccionamiento
En ese mientras tanto, la parte más inmediata de nuestro proyecto de Empresa Pública de Alimentos está cerca de su inauguración. Se trata de la planta local de fraccionamiento, donde se empaquetarán y construirán unidades nutricionales básicas.
El sistema funciona con una red de pequeños y medianos productores de alimentos que venden a granel a las plantas locales, que son las encargadas del fraccionamiento, la molienda y la limpieza y clasificación de granos. El principal objetivo es achicar costos quitando intermediarios y formadores de precio, y al mismo tiempo, apoyar a los productores regionales y garantizar un mejor precio final.
En una primera etapa se apunta a trabajar con diez productos esenciales de cualquier dieta y que son fáciles de conservar, del núcleo secos y almacén: harinas, arroz, legumbres, fideos, yerba, azúcar, aceite, cereales, frutos secos y condimentos. Los alimentos van a salir de la planta con una marca propia y llegarán en dos formatos: mayorista, para instituciones, escuelas y centros comunitarios; o directamente al consumidor en cajas nutricionales especialmente diseñadas, a las que, en una segunda etapa del proyecto, se le pueden sumar otros tipos de alimentos como frutas, verduras, lácteos y carnes, a través de convenios con cooperativas y pequeños productores y emprendedores.
Otro de los desafíos será, una vez que empiece a funcionar la planta, el de llegar a las góndolas con los productos, para aumentar el alcance de la política.
Cercanos a la inauguración de la planta, el diseño y la maquinaria con la que contamos nos va a permitir generar desde el comienzo un volumen de casi 400 toneladas mensuales. Sólo en esto, que es el primer paso de nuestra proyección hacia la construcción de una Empresa Pública de Alimentos en Argentina.
Si querés saber más sobre la propuesta que hicimos en abril del 2020 para la creación de una Empresa Pública de Alimentos, entrá acá.
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