Hasta el día de la fecha, sólo cinco provincias de Argentina se dieron la tarea de construir criterios mínimos para pensar y planificar sus territorios a nivel local y regional. Si todo sale bien y logramos la aprobación por parte del Senado, seremos la sexta provincia en lograr el mismo cometido. No es casual que sean tan pocas porque para elaborar lineamientos de este tipo se necesita mucha prepotencia de trabajo, compromiso con la comunidad, apertura política y capacidad para generar algunos consensos básicos que exceden las ambiciones individuales o partidarias.
En 2023 Ciudad Futura cumple 10 años. Si miramos hacia atrás, desde la lucha por la tierra que comenzó en el barrio Nuevo Alberdi de Rosario, gran parte de nuestra historia como instrumento político ha sido y es la defensa de los bienes comunes. A medida que fuimos atravesando diferentes escalas, de un barrio a toda una ciudad, después a zonas metropolitanas, a otras ciudades y pueblos, en cada lugar que visitamos, encontramos que esa historia se repite y con consecuencias cada vez más profundas. Por eso cuando nos tocó ocupar esta banca en la Legislatura santafesina allá por 2019, poco antes de la pandemia, lo hicimos con la premisa de llevar esa lucha a toda la provincia.
La forma en la que hacemos uso del suelo urbano y rural hoy es todo lo contrario a un ordenamiento territorial y a la sustentabilidad planificada. No hace falta ser expertos para afirmar que el eje sobre el que se piensa este tema es sólo la rentabilidad económica. Después sí, el Estado se ocupa de regular algunas cuestiones, pero las grandes directrices siempre están en manos de unos pocos actores con peso económico, que tienen mucha capacidad de lobby, aunque ninguna legitimidad política.
Como dice la canción inmortalizada en la entrada del Tambo La Resistencia: “Para el que mira sin ver la tierra es tierra nomás”. La tierra no es solo un activo económico o un recurso, sino un bien común, que tiene historia, diversidad y, sobre todas las cosas, una función social para las futuras generaciones de santafesinos. Sin dudas el uso que le damos hace y hará a la vida de cada ciudad, pueblo y comuna. Por lo tanto, dar media sanción a una ley de ordenamiento territorial para planificar ese futuro y recuperar el lápiz sobre nuestro territorio es un orgullo y una deuda saldada también con nuestra tradición como instrumento político.
Pero lo más importante fue el proceso. Porque el Sistema Provincial de Ordenamiento Territorial no es una victoria solo de Ciudad Futura sino también de otros bloques políticos de la Cámara (socialista, justicialista, UCR-Juntos x el Cambio, Igualdad) que se sumaron a un proceso inédito de trabajo y síntesis que dio como resultado miradas comunes sobre el territorio a planificar y un conjunto de herramientas para hacer realidad una política de ordenamiento justa, igualitaria y sustentable en el tiempo.
Mientras por arriba oficialismo y oposición se pelean por quien hace la declaración más escandalosa, por abajo, con un trabajo silencioso pero sostenido en el tiempo, logramos que distintos partidos políticos se pongan de acuerdo en algunas cuestiones básicas de fondo: la integración urbano-rural, el cuidado ambiental, las políticas de suelo y vivienda, las formas concretas de cooperación entre municipios y comunas, el fortalecimiento de las capacidades estatales, etc. Y no sólo eso. También dejamos lista y a espera de la pronta media sanción, la primera “Ley de producción agropecuaria periurbana, creación del suelo periurbano y parques agrarios”, sin duda el tipo de suelo más desregulado y que hoy resiste tanto la expansión urbana como del agronegocio.
Dos años de trabajo que incluyen la redacción técnica del borrador, jornadas de debate con organizaciones, universidades y colegios profesionales. También promovimos rondas de diálogo con intendentes y presidentes comunales y, junto al Colegio de Arquitectos de la provincia de Santa Fe, realizamos cinco jornadas de trabajo territorial en las ciudades de Rosario, Rafaela, Casilda, Venado Tuerto, Reconquista y Santa Fe para seguir sumando modificaciones al proyecto.
Queda mucho por hacer: primero, lograr la sanción definitiva en el Senado provincial y, fundamentalmente, comenzar a prefigurar una nueva política territorial con el horizonte puesto en la sustentabilidad y el largo plazo, que aliente políticas regionales, municipalistas, que contribuyan a generar el equilibrio territorial y un sistema de ciudades-pueblos-comunas que cooperen para lograr el arraigo y la puesta en valor de la proximidad, incrementando las capacidades públicas y asociativas.
Como decimos siempre: ¡El futuro no es lo que va a pasar sino lo que vamos a hacer!
¡Seguimos!